Cuando hacemos algo, normalmente nos preguntamos “por qué”. ¿Por qué lo hice? ¿Por qué me gustó ese libro? Las respuestas que damos suelen ser evasivas e incompletas, del estilo de “porque si” o “por qué no”.
¿Por qué hice una lista de “Libros Leídos”? Porque alguien me lo recomendó. Así de simple y así de poco claro.
La verdadera pregunta; sin embargo, no es “por qué”, si no “qué”. Cuestionémoslo de otro modo:
¿Qué me hizo hacer eso? ¿Qué me interesó de ese libro? ¿Qué razón me llevó a hacer una lista de “Libros Leídos”?
Las preguntas de “qué” te empujan a reflexionar al respecto. No aceptan imprecisiones.
¿Qué me hizo seguir la recomendación de hacer la lista? ¿Qué ocurrió mientras creaba la lista?
El crear la lista implicó hacer un inventario de mi biblioteca, así que agarré papel y pluma y anoté que libros he leído y cuáles estaban tan solo acumulando polvo. Pero lo más importante es que la lista sirve de testimonio público de mi pasado y de mi compromiso hacia el futuro.
Para empezar, sobre ciertos temas creí había leído más libros de los que realmente había hecho, para mi alegría todavía tengo un largo camino que recorrer al respecto. Mis gustos literarios se ven reflejados en la lista y resultó ser impresionante el cómo me mostró la evolución que he tenido, pero también cómo se han mantenido intactos otros.
Cada libro ha tenido cierta influencia sobre mí y, como resultado, son parte no solo de mi pasado y mi presente, sino también de mi futuro porque me seguirán acompañando. Mi compromiso es comenzar a leer sobre nuevos temas e iniciarme en diferentes géneros literarios.
¿Qué aprendí al hacer mi lista de “Libros Leídos?
Me dio estructura y motivación. Logré interiorizar que nuestras preferencias no se muestran en lo que decimos, sino en lo que hacemos y en el cómo actuamos.
Leave a Reply